sábado, 15 de marzo de 2008

Adyacente


Controlar el tiempo, para no perderte. Para siempre hallarme a tu lado. Respirar tu mismo aire. Dibujar los mismos sueños. Sentir al mismo compás. Quisiera que tus manos me dijeran cuánto me extrañan. Que me abraces con la enajenación más inmensa. Presióname, no dejes espacio entre nosotros. Que tu piel se coma mi piel. Que tus labios se enfermen de los míos y que tus manos no se detengan. Ojala no fuesen sólo momentos bajo las estrellas. Ojala fuese una vida contándolas una por una, sumarlas y dividirlas en dos partes iguales. Sin injusticias, ambos merecemos el cielo. Sí, ambos lo merecemos... pero juntos, de la mano. Todo fue hecho para nosotros. El amor está y saturado de esperanzas. No puede ser igual, pero puede ser mejor. Si quisieras podríamos volar. Si en el mundo no hubiese nadie más, no dudarías en tomarme y te conquistaría hasta la eternidad. ¿Por qué la vida se divierte con nuestros corazones vehementes? Sanos, dignos de poder ser felices. Mientes si me dices que no es cierto que me amas como la primera vez. Mientes si me dices de la misma forma, que no podemos ser felices nuevamente. Que jamás brillará el sol con la misma intensidad. Si no me pruebas, vendrá otro a desgustarme y me robará, puesto que aunque amanezca mañana y dentro del tercer milenio, yo seguiré siendo tuya, aunque que me guardes bajo la cama. Ahí estaré, hasta que me recojan, el día menos pensado, vendrán por mi. Será tarde... nunca es tarde para empezar de nuevo. ¿Qué dices? yo digo que todo pasa para que aprendamos lo que no hubiéramos aprendido antes. Aprendí que te amo y que quiero hacerte feliz. Quiero enamorarte todos los días y controlar el tiempo, para no tener que esperar.